Ante la posibilidad de que, como ocurriera hace tres años en la final que jugaron ambos equipos en Valencia, se produzca una pitada contra el príncipe Felipe o durante la reproducción del himno de España, textualmente ha dicho que “los ultrajes a la bandera o al himno son un delito en el Código Penal, no se deben consentir y por tanto, el partido se debe suspender y celebrarse a puerta cerrada en otro lugar”. Es más, cree que aunque la decisión podría suponer “mucho follón”, son cosas que “no se deben consentir”. En declaraciones a Onda Cero ha sido muy tajante: “si hay parte de los aficionados que quieren silbar, el partido no se va a celebrar, así de claro”.
La que en su día fuera Ministra de Cultura y ¡Deporte! ha reforzado su argumentación con un aburrido discurso y sin sentido: “Esta Copa la entregaba el Presidente de la República cuando había República, Franco cuando estaba Franco y ahora es la Copa del Rey, pero es la Copa de España”, ha expresado.
¡¡PUES PITAREMOS CON FUERZA para callar el chunta-chunta!!
La argumentación en sí misma resulta cuando menos pobre. Solamente podría suspenderse un partido por decisión del árbitro, si éste considera que por algún motivo se está poniendo en riesgo la seguridad de cualquier persona dentro del estadio, y nunca se ha visto nada al respecto por silbar. Por tanto, al igual que hace 3 años, silbemos con fuerza. La ocasión lo merece aún mas después de la hostilidad de Madrid. Primero: el Bernabéu no se cede. Segundo: la manifestación Ultraderechista se permite. Tercero: No dan permiso para abrir el Athletic Hiria el jueves. Y cuarto: Las amenazas dictatoriales de Esperanza Aguirre.
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